martes, 19 de octubre de 2010

Narraciones . . .

                                           El ladrón de conocimiento

Yang Lu Chan nació al comienzo del siglo XIX en el seno de una familia de campesinos. Desde joven no tenía más que una pasión: el Shuan-Shu, el arte del puño. Desde su infancia, frecuentó asiduamente las escuelas de artes marciales de la provincia y muy pronto alcanzó el rango de un experto de gran reputación. Pero los estilos que había practicado hasta entonces no les satisfacían. Sabía que desde la destrucción del monasterio de Shaolin, el arte del puño había lentamente degenerado en un método de combate que daba demasiada importancia a la técnica y a la fuerza muscular. A pesar de su busqueda por todos los rincones de la provincia, Ho Pei, no conseguía encontrar un Maestro susceptible de enseñarle un arte más profundo que le condujera a la Vía de la armonía.

Su desesperación llegó a su término cuando oyó hablar del Tai Chi Chuan, arte que empezaba a ser popular en otra provincia, Honan.

Abandonó a sus padres y amigos, Yang emprendió un viaje a pie de más de 800 km, para dirigirse a la patria del arte que deseaba estudiar. Aprovechando un momento de oportunidad entró en los circulos cerrados de practicantes de Taichi. En el curso de sus conversaciones con ellos, un nombre volvía continuamente a su mente: el del Maestro Chen Chang Hsiang. Este hombre pasaba por tener el "Kung Fu" más perfecto de su época. Desgraciadamente enseñaba exclusivamente a los miembros de su familia, en el más estricto secreto.

Yang pensaba que después de un viaje tan largo tenía que estudiar con el mejor Maestro. Hábilmente consiguió interesar en casa de la familia Chen como criado. De esta manera, cada día se las arregló para espiar secretamente el entrenamiento familiar bajo la guía del patriarca. Cuidadosamente disimulado, observaba atentamente los movimientos, bebía las palabras y los consejos del Maestro. Después, durante la noche, cuando todo el mundo dormía, se ejercitaba en hacer lo que había visto durante el día y pulía incansablemente los encadenamientos de movimientos que había aprendido los días precedentes.

Su espionaje continuó durante varios meses sin despertar sospecha... hasta que un día fue descubierto. Inmediatamente fue conducido delante del Maestro Chen. Se esperaba lo peor. En efecto, el anciano parecía muy enfadado. El tono de su voz dejaba ver una cierta irritación.

   - Y bien, joven, parece que has abusado de nuestra confianza. Usted se ha introducido aquí con el único objetivo de espiar nuestra enseñanza, ¿no es verdad?.

   - Efectivamente - confesó Yang.

   - No se aún lo que vamos a hacer con usted. Mientras tanto siento curiosidad por ver que es lo que ha aprendido en tales condiciones. ¿Puede usted hacerme una demostración?.

Yang ejecutó un encadenamiento con tal concentración y fluidez que el anciano Chen quedó profundamente impresionado al ver un reflejo tan fiel de su Arte. Pero se cuidó bien de manifestar su emoción y durante un largo instante se quedó en silencio. Después declaró:

   - Sería estupido dejarlo marchar con lo poco que conoce. Mancharía la reputación de nuestra familia mostrando nuestro arte de una manera tan incompleta. Mejor será que se quede aquí el tiempo necesario para terminar el aprendizaje. !Pero esta vez bajo mi dirección¡.

Yang permaneció aún varios años en la familia de Chen, integrándose cada vez más profundamente en el Arte Supremo del Tai Chi. Después de haber recibido la bendición de su anciano Maestro, Yang volvió a su provincia natal.

En Pekín, donde decidió instalarse para enseñar su arte, no tardó en ser conocido con el nombre del "insuperable". En efecto, a pesar de otros profesores y campeones jóvenes le desafiaron a menudo, nunca fué vencido. Sus combates contribuyeron a fortalecer la reputación del Tai Chi Chuan, sobre todo porque conseguía neutralizar a sus adversarios sin herirlos jamás.

                                               http://www.ciaikido.com/

sábado, 9 de octubre de 2010

Cuentos chinos . . .

Viejo Samurai

Jingaro sentado confortablemente delante de la chimenea se encontraba rodeado por sus juveniles nietos. Había servido en el Ejército del Emperador durante largos 20 años recibiendo los más altos honores por sus meritorios servicios en los campos de batalla. Comenzó como simple soldado hasta combertirse en sabio y respetado consejero no sólo en asuntos militares sino de alta política.

Ahora, cargado de medallas y de años, pasaba las horas recordando su vida y experiencias para sus traviesos nietos, los cuales se deleitaban al escuchcar las entretenidas historias, las cuales enriquecerían su cultura y conocimiento, claro está, a manudo interrumpían a su abuelo ¡Abuelo, no puedo comprender el sentido! ¿Qué es lo que no entiendes Hana...? Replicó el venerable anciano. ¿Por qué abuelo el Samurai, confió en el otro hombre... cómo podía saber que era una buena persona... Es que algunas veces debemos usar otros caminos si queremos tener éxito en nuestras apreciaciones... Abuelo? ¿Cómo puedes conocer lo que no se puede ver?

El anciano lo tomó afectuosamente, lo atrajo hacia sí y le acarició su cabeza mientras le decía... -Cierra tus ojos, querido hijito- ordenó Jingaro-. Ahora dime ¿Puedes verme? ¡No abuelo! esclamó el niño. Pero tú sabes que yo estoy aquí, respondió Jingaro.

Los niños soltaron la risa abriendo los ojos y exclamando: -Por supuesto que lo sabíamos, nosotros te vimos antes de cerrar los ojos, además podíamos escucharte. -Pero aún sin verme u oírme, yo estaría aún aquí... respondió el anciano.

Los jovenes asintieron con la cabeza. -Y ahora, ¿díganme ¿de qué otro modo podían saber que yo me encuentro aquí?. El silencio fue la respuesta. Sólo después de transcurrido un tiempo, la voz de Hana se escuchó... "Yo creo que podría sentir que estás cerca de nosotros, abuelo". ¿Qué tratas de decirme...?, respondió Jingaro. ¡qué puedo verte aún con los ojos cerrados abuelo!. Los otros niños empezaron a reirse, pero el anciano con un gesto los detuvo. -Escuchen mis hijos. Existen muchas maneras de conocer cosas sin verlas con los ojos o escucharlas en nuestros oídos. Estas habilidades son importantes. Pero valiosas... por ejemplo, el Alma... si ustedes se esfuerzan concentrándose correctamente pueden llegar a desarrollar un nuevo tipo de visión. Entonces ustedes estarán más allá de los límites de vuestrso ojos y oídos.

Habían transcurridos varios días de aquella conversación, cuando Jingaro, sentado en su silla preferida preparaba una antigua arma; su pelo gris y cara surcada de arrugas reflejaban los años de dura labor, y aunque pasaba los 60, el viejo Samurai aún lucía el vigor y la energía de hombres mucho más jóvenes. Los quietos pensamientos del anciano fueron de imprevisto interrumpidos por los gritos de su nuera y los relinchos de numerosos caballos que se acercaban.

¡¡¿Qué está sucediendo?, preguntó secamente el anciano... ¡¿qué pasa... pero qué es lo que ocurre?, inquiría una y otra vez. Luego, dirigiendo la vista al patio, sólo vio oscuridad.

De pronto su nuera gimiento y llorando, entró al cuarto y llena de una angustia exclamó. -¡Abuelo...abuelo! Por favor, cuide a los niños... Monjiro y sus bandidos han venido a robarnos, pero no sólo se llevaron el dinero, también han tomado prisionero a Hana y han cogido a mi esposo y se aprestan a asesinarlo...Colgándose de las ropas del anciano, le suplicó ¡Debes tomar a los niños y correr trantando de salvar sus vidas!.

Jingaro comprendió que la huida no era el camino correcto, reaccionó como había sido entrenado añós atrás. Instintivamente tomó su arma que colgaba en la pared. Luego se dirigió al exterior. Aún en ese momento crucial, para el anciano fue un agrado tomar nuevamente su arma (kamahoz), de cuyo extremo pendía una cadena (Kusarigama). Jingaro escuchó los lamentos de la familia de su hijo y la terrible risa de los bandidos. El cielo estaba oscuro y caminó rápidamente al centro del patio. De inmediato las voces a su alrededor cesaron y todos dirigieron su atención hacia el anciano que erguido los observó lentamente uno a uno. ¡¡¡Viejo - exclamó en forma burlona uno de los bandidos-. ¿Qué crees tú que puedes hacer con ese arma? Los ancianos no pueden combatir ni siquiera puedes ver de noche... esa arma que traes necesita ser usada por un guerrero diestro, no por un anciano decrépito.

Jingaro, sin perder la calma, murmoró. "Tomen lo que deseen y dejen a mi familia en paz. Si ustedes rehúsan hacerlo tendré que matarlos". Dos de los hombres se acercaron ondeando sus espadas sobre la solitaria figura, pero cuando se encontraban a una distancia adecuada, Jingaro atacó con su Kusarigama y en forma simultánea golpeó a uno de ellos en el cuello con la cadena y al otro hirió mortalmente con la hoja afilada de su Kama (Hoz). Los dos hombres cayeron heridos de muerte y nuevamente la voz del jefe de los bandidos se escuchó "Así que eres un verdadero guerrero?. Lamentablemente para ti está demasiado oscuro y nos hubieras dado muchos problemas de hacer contado con la claridad necesaria. Quedamos cuatro hombres, y todos tenemos excelente vista. Preapárate a morir anciano."

Jingaro no replicó y se preparó para el siguiente ataque, escuchando cuidadosamente los movimientos de sus enemigos. Rápidamente tres de ellos tomaron posiciones rodeándole, él respondió haciendo girar su cadena; en pocos segundos el extremo de la cadena se había convertido en un peligroso proyectil que giraba a una velocidad increible. Jingaro haciendo un movimiento con su brazo hizo que la cadena alcanzara a su adversario más próximo, al cual destrozó la cara, luego saltando al costado, el veterano combatiente enrolló la cadena alrededor de la espada de uno de los bandidos y haciéndole perder el equilibrio lo atrajo hacia él, matándole con la afilada hoja de su Kama. Antes que pudiese retomar su Kusarigama, el tercer asesino asestó un terrible golpe con su espada en la espalda del anciano Jingaro, sintiéndo que el frío acero invadía su cuerpo, recorrió a sus muchos años de Yoroikumi-Uchi y volviéndose rápidamente después, con un veloz movimiento de su corta espada, terminó la técnica abriendo el cuello a su enemigo. Jingaro cubierto de sangre y mortalmente herido, se enfrentó al lider de los bandidos Monjiro, el cual expresó "Has llegado al final del camino, anciano guerrero". Luego montando su caballo cargó contra el anciano, el cual lo esperaba con su ensangrentada Kusarigama. Monjiro a medida que se acercaba blandía furiosamente su espada, pero Jingaro presintiendo el ataque, saltaba en el último instante, evitando así los terribles golpes, el caballo volvía una y otra vez, pero el anciano, el cual llegando casi al límite de sus fuerzas, dobló sus rodillas en el suelo esperando el último y decisivo ataque.

Al verlo arrodillado el bandido se acercó y levantando su espada se aprontó a descargar el último y mortal golpe. Jingaro decidido a salvar su familia y su honor de Samurai, reuniendo sus últimas energías se levantó lentamente del suelo mientras escuchaba el galope del caballo que se acercaba y en el momento apropiado evitó el ataque de la espada del bandido; luego con su cadena alcanzó el brazo del atacante derribándole del corcel y finalmente con un golpe con la empuñadura de madera de su arma eliminó al último de sus enemigos.

Jingaro permaneció parado por breves instantes saboreando su más importante triunfo en su larga y brillante carrera de guerrero. Su hijo, nuera y nietos que se habían liberado de sus ataduras, lo alcanzaron en el preciso instante que se desplomaba al suelo. Jingaro trató de ver el cielo pero solamente vió tinieblas; los nietos lloraban desconsoladamente, pero el anciano sonriendo, expresó: "Niños, por favor, recuerden lo que les he dicho, deben de tratar de ver más allá de su ojos, cierren los ojos y escuchen mi corazón".

Entonces Jingaro, ese anciano guerrero que había perdido la vista desde hacía más de 20 años cerró sus ojos por última vez.

LOS GRADOS EN AIKIDO . . .

SENTIDO Y NIVEL DE LOS GRADOS EN AIKIDO

SHODAN

SHO es el principio, lo que comienza. El cuerpo ha llegado por fin a intentar responder a las ordenes y a reproducir las formas técnicas. Se comienza a tner una vaga idea de lo que es AIKIDO. Hay que practicar o demostrar tan lento como sea necesario, pero con la máxima precisión y exactitud.

NIDAN

Al trabajo del primer Dan se le añade rapidez y potencia al mismo tiempo que se demuestra una mayor estabilidad mental. El practicante tiene la sensación de haber progresado. El jurado nota este progreso constatando una puesta en forma, una orientación del trabajo.

SAN DAN

Es el principio de la comprensión del Kokyu ryoku. La entrada en la dimensión espiritual del Aikido. La agudeza, la precisión y la eficacia técnica comienzan a manifestarse. Ya es posible enseñar a debutantes.

YODAN

En este nivel técnico se comienza a vislumbrar los principios que rigen las técnicas. Es posible remplazar ocasionalmente al profesor.

5º DAN

El arte respeta los principios y el espíritu comienza a separarse de la forma, ya no permanece prisionero del aspecto exterior de la técnica. Aparecen nuevas técnicas en función de las situaciones.

6º DAN

La técnica es brillante, el movimiento es fluido y potente. Se impone la manera evidente a aquel que mira. La potencia y la flexibilidad físicas así como la limpieza mental se unen sin ambigüedad en el movimiento y se expresan también en la vida cotidiana.

7º DAN

El ser se desembaraza de sus oscuridades y aparece en su verdadera naturaleza, manifiesta su verdadero ser, libre de toda atadura siente la alegría de vivir aquí y ahora.

8º DAN

Más allá de la vida y de la muerte el espíritu claro y abierto, capaz de unificar a los contrarios, sin enemigo, no se pelea. Sin combate, sin enemigo, es el eterno vencedor. Sin ataduras es libre, libre en su libertad O´Sensei decía: "frente al enemigo basta con que me tenga en pie, sin nada más". Su visión engloba y armoniza la totalidad, pero no se detiene ahí. Inlcuso el agua más pura puede corromperse en una charca, no hay que olvidar jamás el espíritu del debutante acometiendo su primer paso.
Algunas personas parecen pensar que vacilo al dar grados superiores al 5º Dan, por ello he intentado aquí dar una idea del sentido de estos grados como continuación a lo que ya he escrito sobre los grados del 1º al 4º Dan.
Aprovecharlo para vuestra propia práctica. Los debutantes también encontraran aquí materia de reflexión.

Nobuyoshi Tamura Sensei

viernes, 8 de octubre de 2010

TAKEMUSU AIKI ...

Lecturas de Morihei Ueshiba
(Traducción al inglés y edición: Hideo Takahashi)
(Traducción al castellano: Gustavo Romano)

El Periódico de Aikido se agrada publicar la primera de una serie de conferencias de Morihei Ueshiba, fundador del Aikido. Estas charlas fueron transcritas y editadas por Hideo Takahashi del Byakko Shinkokai y originalmente publicadas como Takemusu Aiki en 1976.
La importancia de estas conferencias como la fuente primario de material fiable en las vistas espirituales de Morihei Ueshiba, no puede exagerarse.
Los lectores ansiosos por sondear las profundidades de la filosofía del fundador, se enfrentarán a un desafío al explorar estos textos. La simbología y metáforas empleadas por O´Sensei, originadas en textos shintoístas como el Kojiki, son además influenciadas por la religión Omoto y su cofundador Onisaburo Deguchi.
Son también abundantes las referencias al kotodoma, otra creencia shintoísta incorporada en la religión Omoto, que mantiene esa primordial vibración, antes que palabras y sonidos tengan un valor intrínsico capaz de influir en la realidad física.
El significado de muchos pasajes es oscuro y por lo tanto, hemos acudido al recurso de "notas a pie de página", en un esfuerzo por asistir al lector motivado en navegar un texto tan difícil.
Quisiera agradecer sinceramente a la Sra. Sonoko Tanaka por sus diligentes esfuerzos en traducir del idioma japonés a un inglés comprensible; y por investigar el material usado en las notas a pie de página.

Periódico de Aikido 116.

(1)

Hoy, como fue pedido, intentaré describir para ustedes qué es aikido.
Aikido es el principio de continuación eterna a lo largo de todas las edades de uno y del propio sistema del universo.
Aikido es la verdad enviada desde el Cielo y el trabajo maravilloso del Takemusu Aiki. Aikido es la Vía de unión y armonía del Cielo y Humanidad. Aikido es, más aún, la Vía para cuidar de la creación entera. Aikido es el trabajo supremo de kotodoma y la Gran Vía de Purificación Universal (misogi). Aquellos que profundamente creen en esta Vía deben servir en la administración de fundar una Nación Universal.
Debemos lograr nuestras misiones como seres humanos y convertirnos en faros para la Gran Unión y Armonía de la Familia Universal. Por consiguiente, debemos entender la Verdad Universal, el verdadero estado de las cosas, y debemos lograr unidad con la mente de Dios. Debemos aprender de las manifestaciones y trabajos de Dios en este Gran Universo, y ayudar en su administración que sirve como una espada (tsurugi).
En aikido, es completamente indispensable que estemos de pie en el "Puente Flotante del Cielo" (Ame no Ukihashi). Esto es esencial para nosotros: retornar y ser unificados con Dios que es la fuente espiritual, el Padre Original.
Y debemos estar de pie en el Puente Flotante aún cuando no podamos encontrar nada más. Ante Dios debemos dejar nuestro ego y debemos librar nuestra mente de todo pensamiento y esforzarnos para ser capaces de ejecutar hechos divinos, calmando nuestro espíritu (kon) y volviendo a Dios.
El trabajo divino primario es lograr la unidad con Dios, el Creador, volver y unificarse con Dios en armonia. Podemos llevar este trabajo llevando a cabo nuestras misiones dadas por Dios y unificandonos con el Espíritu Divino, esto es, volverse uno con el Gran Universo.
Por consiguiente, debemos poner nuestro espíritu y cuerpo en orden, pero independientemente de unos de otros. Preparemos nuestro espíritu y cuerpo para mejorar en el mundo de Ki, ryu, ju y go.
Cuando establecemos los límites correctamente entre el ki, el ryu y go y los dominamos claramente, esto se llama shikishin: la habilidad de la mente de ver las cosas cual son.
Ahora AIKIDO es el nombre dado a nuestra práctica de la "Vía" para lograr unidad con el espíritu y cuerpo del Universo, y la "Vía" de unificación con la luz de armonía.
Por ejemplo, si hay algo sucio en la tierra, los insectos vienen y lo limpian. Insectos, peces, pájaros y demás animales tienen su propia "forma" de cuidar de todas las impurezas.
Como seres humanos, debemos purificarnos de todo pecado e impureza y cumplir nuestras propias misiones otorgadas por Dios.
Esto es lo que AIKIDO ofrece, y es por este propósito (dirigido a la audiencia del Baykko Shinko Kai) que tú ofreces "la plegaria por la paz en el mundo", por la cual Goi Sensei intercede. No obstante, si tus plegarias son sólo palabras, no funcionarán. Debes de hecho "vivir en oración", de otra manera no será provechoso.

viernes, 1 de octubre de 2010

Musubi. . .

El Aikido es el estudio de la sabiduría, si no podemos controlarnos y confiar en nosotros mismos - si no podemos comprendernos a nosostros mismos con claridad - nunca conoceremos ni tendremos la confianza de otros, y ciertamente seremos capaces de controlarnos. El propósito del entrenamiento del Aikido no es crear luchadores agresivos, sino refinar la sabiduría y el autocontrol.
La clave para este proceso - y el corazón del Aikido - es el musubi. Esta palabra puede traducirse como "unidad", o "interacción armoniosa". En la práctica, musubi significa capacidad para mezclarse, tanto física como mentalmente, con el movimiento y la energía de nuestro compañero. Musubi es el estudio de la buena comunicación. En cualquier interacción entre personas, existe la comunicación, tanto si se reconoce como sino. Depende de los participantes en la interacción la determinación de si la comunicación será productiva o inútil, amistosa u hostíl, verdadera o inexacta. El Musubi, conforme se refina, puede querer decir la capacidad para controlar y alterar la interacción, convirtiendo un enfoque hostil en un encuentro saludable o un ataque en un apretón de manos.

Armonia

El musubi es tanto un método de aprendizaje como un objeto de estudio. El musubi, en su refinamiento final, va asociado con la consecución de un sentido de armonía universal, y en la técnica, la capacidad de controlar encuentros para bien. Pero ¿puede alcanzarse tal habilidad obligando, coaccionando, o atemorizando a las personas para que la aprendan?. No, el musubi debe enseñarse y estudiarse de acuerdo con los principios que ejemplifica de modo que la conciencia del estudiante de Aikido pueda refinarse junto con su movimiento físico. El musubi debe enseñarse mediante una buena interacción y una orientación firme pero amable.
Aprender a responder a los atacantes con musubi es un proceso largo y difícil: ¡No luches!¡Fusiónate!El principiante no se fusionará sino que reaccionará con temor y agresión, las reacciones instintivas a la amenaza. El principiante intentará defenderse, luchando o hiriendo al atacante.
En Aikido el objetivo es domar y controlar estos instintos animales, no estimularlos. Esta es la razón, especialmente en el caso de los principiantes, por lo que a menudo usamos varios tipos de agarres como ataques. El estudiante neófito no está equipado para hacer frente a ataques verdaderos - como golpes o patadas - con calma mental ni con un movimiento físico adecuado. Los agarres permiten al principiante estudiar técnicas sin temor de que la seguridad física interfiera en el aprendizaje de las respuestas correctas. En lugar de ponerse a luchar y a competir; el estudiante pule el movimiento y la mente. El estudiante estudia el control de sí mismo, del compañero, y de la relación entre ellos. Los agarres tienen la ventaja de proporcionar contacto físico entre los compañeros de prácitca de modo que ambos puedan percibir lo que hace que un movimiento sirva. Si no hay contacto físico, a los estudiantes principiantes les será difícil explorar los mecanismos de la técnica.
La coooperación es muy importante en el entrenamiento del Aikido. Casi todas las prácticas se hacen con un compañero, y la relación entre los compañeros debe ser una manifestación de musubi. Tanto el tori como el uke tienen su responsabilidad. Mientras que el tori debe entrenarse para mezclarse con, en lugar de luchar contra, ataques, el uke debe aprender a atacar de un modo que sea apropiado para la técnica que se está estudiando y proporcionar las condiciones apropiadas para el aprendizaje.
El estudio del Aikido es el estudio de la sabiduría, y la sabiduría, en gran parte, es la posesión del sentido común. El sentido común, desgraciadamente, es mucho más escaso de lo que su nombre podría implicar. En este mundo se pierde o no se aprende nunca. El entrenamiento en musubi y en los principios básicos del Aikido implica volver a aprender el sentido común. Encontraremos evidencia de ello en los movimientos defensivos básicos de irimi y tenkan. Podemos referirnos también a estos dos movimientos como un mismo movimiento irimi-tenkan, de la misma manera que el yin y el yang son partes de un todo.
Tanto el irimi como el tenkan son movimientos que usa la gente en la vida cotidiana sin pensarlo. Imaginémos que estamos caminando por una calle en una ciudad abarrotada con el flujo general del tráfico peatonal, y vemos a alquien que viene directamente hacía nosotros, andando en la dirección contraría, ¿Nos retiraríamos rápidamente entre la gente que anda detrás nuestro para apartarnos del camino? No, seguirémos caminando hacía él y quizás nos pondríamos de lado al alcanzarle para dejarle pasar. Este es un ejemplo de irimi. Ahora imaginémos que la misma persona nos empuja al pasar junto a nosotros. ¿Lo sujetaríamos y nos apoyaríamos en él para mantener nuestro equilibrio? No, podemos girar sobre nosotros mismos para conservar el equilibrio y seguir andando. Esto es un tenkan. Ambos movimientos son ejemplos sencillos y naturales del sentido común. Cualquiera puede hacerlos, y su misma simplicidad y universalidad confirman su verdad.
Pero la persona no entrenada en Aikido que ve a alguien avanzando hacía él o ella atacando, automáticamente hace lo que sabe que es una tontería en una calle abarrotada; intentar caminar hacía atrás. Cuando un empujón es un gesto hostíl, la persona se queda inmovil o se sujeta al atacante para conservar su equilibrio. La persona pierde el sentido común y la capacidad para percibir la reacción natural. En la calle abarrotada la persona demuestra comprender el musubi; enfrentada a una amenaza, la mente retrocede hacia el temor y la agresión, y el cuerpo pierde su capacidad para reaccionar con agilidad y eficacia.
El entrenamiento en Aikido, a través de su proceso gradual y cooperativo, enseña como aplicar los principios del musubi a situaciones cada vez más difíciles. Entrena a la mente a conservar su calma y la visión a la visión a retener su claridad para que ese temor, miedo o falta de seguridad no distorsionen el movimiento de nuestro cuerpo. Entrena a nuestro cuerpo de modo que se flesible y sensible; la práctica constante proporciona al cuerpo la sabiduría de la experiencia. De este modo, el cuerpo se convierte en el reflejo y en la manifestación física de nuestra mente, el cuerpo y la mente trabajando juntos - también en la relación del musubi - nos permiten reaccionar sencilla y eficientemente y con sensatez bajo presión, en lugar de dejarnos dominar y controlar por las circustancias.
El propósito de golpear y de dar patadas en la práctica se convierte no en un intento de destruir a un enemigo sino un medio para descubrir nuestra fuerza, equilibrio, intuición y estabilidad mental, y también los de nuestro compañero. En lugar de enfrentarse unos a otros con desconfianza, temor y complejidad, nos batimos con nuestros compañeros de práctica con concentración, sinceridad y con sentido del gozo.
Otra característica importante del musubi es operar en nuestro encuentro en esa calle abarrotada. Cuando encontramos al peatón que camina hacía nosotros, nuestras reacciones reflejan y responden a las de la otra persona, en lugar de entrar en conflicto con ellas. Nuestra conjunción con el otro peatón representa un flujo continuo y suave de energía, un toma y daca de fuerza y dirección. Este es otro - y quizás el más importante - elemento del musubi, a saber, aprender a sentir y usar la unidad de energía.
Esta es la razón por la que el kokyu ho, tal como dijo O´Sensei, es el entrenamiento más fundamental en el entrenamiento del musubi. El kokyu ho no es en absoluto una técnica de lucha, sino un estudio de la relación física y del movimiento.
Por último, debemos recordar que para alcanzar el musubi en nuestra práctica debemos establecer relaciones de confianza con nuestros compañeros de práctica. Sin confianza, no podemos entrenarnos en Aikido. El bujutsu del viejo estido desarrollaba luchadores muy capaces, pero no necesariamente favorecía mentes iluminadas. La mayoría de las veces, puesto que a los estudiantes del bujutsu se les castigaba esencialmente para llegar a la perfección, desarrollaba en ellos una conciencia de desconfianza y paranoica, una mentalidad de luchador callejero. El propósito del Aikido, por contra, es elevar el espírito y refinarlo; ganar fuerza a través de la sabiduría, no de la brutalidad. Esta es la razón por la que el proceso del entrenamiento del Aikido es tan importante. Al educar gradualmente al estudiante de Aikido y refinar su capacidad para satisfascer las exigencias de un entrenamiento severo, el sentido de dicho entrenamiento cambia. Los golpes y las caídas duros dejan de ser instrumentos de amenaza, convirtiéndose en herramientas que mejoran las habilidades de los estudiantes de Aikido. La diferencia entre el bujutsu del viejo estilo y el Aikido en el efecto de la severidad del entrenamiento es como la diferencia entre el fuego descontrolado y el fuego de una forja. Uno destruye, transtoma y mata; el otro, aún siendo igual en temperatura e intensidad, mejora el mineral bruto, le da forma, y lo convierte en una cosa hermosa.

Los principios del Aikido. Mitsugi Saotome
www.kiseidojo.org

El Principio Fundamental del Circulo. . .

Conferencia pronunciada por Morihei Ueshiba.

La técnica del Aikido se organiza alrededor de un movimiento circular puesto que todo conflicto se resuelve a través del espíritu del círculo. Por ello, para la creación de la técnica del Aikido resulta vital la reacción del cuerpo y la mente al principio del círculo.
Un circulo delimita un espacio determinado, y el Ki nace de la libertad perfecta del vacío así creado. Los procesos creadores de la vida se unen, por acción del espíritu, al universo infinito a partir del centro del círculo. El espíritu es el creador, el padre eterno del que nacen todas las cosas.
En virtud de este principio, el proceso creador del espíritu es limitado. Dentro de este círculo, el ki del Universo se implica en el proceso de evolución y protección. El movimiento del Karma se inscribe en el círculo del equilibrio y el Budo del Aikido se inscribe en el de la protección. El círculo del espíritu es el manantial del ki. El principio del círculo une el espíritu a la materia a través del Aikido. Este contiene y crea innumerables técnicas porque encierra todo el ki del Universo. Sin él no podría existir la gloria, la sabiduría, la integridad, ni la posibilidad de unir espíritu y materia. Es más, las funciones de recuperación del organismo dejaría de existir. Esto es el círculo de constante renovación del kokyu.
El círculo del espíritu empieza y acaba en la unidad del Universo. El Budo del Aikido emerge del dominio de este espíritu. La esencia de este Budo es abarcar la reacción de causa y efecto así como abordar cada cosa como si uno la tuviese cogida de la mano. Todos tenéis un espíritu y debéis ser conscientes del espíritu que cada ser humano posee. Todo se resuelve a través del princpio del círculo. El secreto es crear una técnica que penetra en el corazón del espacio.