lunes, 27 de septiembre de 2010

La Esencia de la Técnica . . .

EL PRINCIPIO DE UNIFICACIÓN DE LA MENTE Y EL CUERPO

La aparición de un "enemigo" se debe considerar como una oportunidad de probar la sinceridad de nuestro entrenamiento físico y mental, y ver si uno responde en realidad según el deseo divino. Cuando uno está en situación de vida o muerte ante el sable de un enemigo, debe mantenerse firme física y mentalmente y en absoluto intimidado; sin conceder a vuestro adversario la más mínima apertura, contolar su mente en un instante y movéos a donde queráis: de frente, diagonalmente, o en cualquier otra dirección apropiada. Entrar en profundidad, tanto mental como físicamente, transformar vuestro cuerpo entero en una auténtica espada y venced a vuestro enemigo. Esto es yamato-damashii, el principio que subyace en el sable divino que manifiesta el alma de nuestra nación.
En esencia, el sable es el alma del guerrero, y también es una manifestación de la verdadera naturaleza del universo; por lo tanto, cuando lo sacais, estáis sosteniento en las manos vuestra propia alma. Sabed que cuando dos guerreros se enfrentan con sables, el cuerpo y el alma de cada uno de ellos se iluminan al congregarse en un mundo que necesita deshacerse de la falsedad y del mal. Un enemigo que aparece a lo largo de la Gran Vía del arte del sable inspirado por los dioses, permite al guerrero activar principios universales y servir de ayuda a la armonización de todos los elementos del cielo y de la tierra, del cuerpo y del alma: glorias que perduran para siempre.
Nuestros iluminados antepasados desarrollaron el verdadero Budo basándose en la benevolencia, en el amor y en la sinceridad; su esencia radica en el valor sincero, en la sabiduría sincera, en el amor sincero y en la empatía sincera. Estas cuatro virtudes espirituales deberían incorporarse al sable honesto del entrenamiento diligente; forjad constantemente el espíritu y el cuerpo y permitid que el brillo del sable que transforma impregne todo vuestro ser.
Hoy en día se practica mucho deporte, y es bueno para ejercitar el cuerpo. También los guerreros entrenan el cuerpo, pero lo utilizan además como un vehículo para entrenar la mente, calmar el espíritu y hallar la bondad y la belleza, dimensiones de las que carece el deporte. El entrenamiento en el Budo cuida el valor, la sinceridad, la fidelidad, la bondad y la belleza, y da salud y vigor al cuerpo.
La Vía es extraordinariamente amplia. Desde los tiempos antiguos hasta ahora, ni siquiera los más grandes sabios han sido capaces de percibir ni de comprender por completo la verdad; las explicaciones y enseñanzas de los maestros y de los santos sólo expresan una parte del todo. No es posible para nadie hablar de estas cosas en su totalidad: lo único que podemos hacer es dirigirnos hacia la luz y el calor y aprender de los dioses, y convertirnos en una sola cosa con la divinidad mediante la práctica entregada. Buscar la iluminación a lo largo de esta orilla.

por Morihei Ueshiba

lunes, 20 de septiembre de 2010

RECTIFICACION PUBLICA

En su día, y tras la triste muerte de Sensei Tamura, me hice eco de una carta titulada "La última carta del Maestro Tamura", mi intención no era más que dar a conocer a todos un poco más de ese caracter particular que tienen los grandes maestros y en este caso el de Sensei Tamura.

Esta mañana recibo un comunicado de Luis Traver, alumno del Maestro Benedetti, en el cual me hace saber que esa carta que se está relacionando con la muerte de Sensei Tamura es de hace más de 20 años y que su viuda quiere que se rectifique y se retire la misma de internet. Gracias por confirmarme los rumores que empezaban a existir en la red y pedir disculpas a todos los que se hayan sentido molestos con la carta publicada.

sábado, 11 de septiembre de 2010

La importancia del Kamae . . .

El AIKIDO es un "arte marcial" que se rige por principios más que por técnica. El Kamae es uno de los principios fundamentales del Aikido. Tal como dijo Gozo Shioda, "el aikido empieza y acaba con el Kamae".
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kamae

Kamae se puede traducir como postura, aunque en kanji esta palabra significa literalmente base. Ciertamente, el kamae representa una de las bases fundamentales de las que parte todo nuestro Aikido. El kamae en su sentido más amplio hace referencia a nuestra postura corporal, pero también a nuestra predisposición mental y espiritual.
El Kamae es una posición básica que persigue alinear los tres centros de gravedad (cabeza, columna vertebral y parte inferior del abdomen). Un correcto Kamae debe proporcionar una sólida sensación de estabilidad pero también debe ser natural y permitirnos una posición relajada que nos permita reacionar rápidamente y desplazarnos en cualquier dirección. Esto se consigue colocando los pies de modo que conformen un triángulo y nos permitan avanzar o girar en cualquier dirección. El triángulo es la base del aikido y también del Kamae. El triángulo representa estabilidad pero también dirección o intención y todo ello se expresa en un Kamae correcto.
El Kamae es una expresión de nosotros mismos. Nuestro Kamae muestra como nos sentimos, nuestro nivel de concentración y cuánta confianza poseemos en nuestras habilidades. El kamae como todas las expresiones corporales que engloba el aikido posee una dimensión externa e interna que interactúan. Trabajar en un kamae que nos proporcione una base sólida pero al mismo tiempo flexibilidad para reaccionar acabará ayudándonos a definir estas mismas características en nuestra personalidad. O´Sensei lo expresó de la siguiente forma: "dependiendo del tiempo, la situación, la topografía del terreno, el espíritu del momento, Kamae es lo que reside en tu corazón".
El Kamae es mucho más que la postura con la que iniciamos o finalizamos una técnica. El Kamae debe acompañarnos en todo momento y adaptarse constantemente a la situación, especialmente a la posición de nuestro oponente. Muchos sentimos que el Kamae es la parte donde nos encontramos estáticos. Sin embargo, el kamae es por sí mismo un acto de comunicación porque es lo que nos permite orientar nuestro centro correctamente a nuestro oponente. Si se pierde esta relacción, entonces nos encontraremos en desventaja porque aparecerán aberturas que nos harán vulnerables.
Algunos consejos sobre el Kamae:
- El Kamae debe ser, ante todo, natural. Adaptado a la postura de tu cuerpo y a tu forma natural de desplazarte.
- El Kamae debe proporcionarte una sensación de poder en tus caderas y piernas. Si al principio te cuesta apreciarla, ten paciencia. Esta es una sensación que se desarrolla con el tiempo. Es de esa sensación de poder que parte la potencia de tu técnica.
- El peso debe estar ligeramente desplazado hacia adelante. Piensa que conceptualmente en Aikido todo desplazamiento es en realidad un desplazamiento hacia adelante aunque a veces nos pueda parecer que retrocedemos.
- Debes sentirte estable y a la vez relajado.
- La base de nuestra estabilidad y de nuestro poder viene de la pierna trasera. De ahí surge el impulso para el desplazamiento. La pierna delantera es la que dirige nuestro desplazamiento y por eso debe estar relajada y flexible para permitirnos una rápida reacción.
- La parte superior de nuestro cuerpo debe encontrarse completamente relajada. Como el árbol, el Kamae nos proporciona estabilidad en nuestras raíces y flexibilidad en nuestras ramas.
- El estado mental del kamae es le de "atención relajada". Nuestra actitud es siempre la de alguien que espera que algo esté a punto de ocurrir pero carece de ansiedad.

"El hara, fuerza existencial" . . .

Desde el principio hasta el final de la vida, el hombre le preocupa la permanencia en este mundo. Quiere mantenerse y preservarse, lo que se traduce por un constante afán de seguridad y de estabilidad. Ha de poder, tanto afirmarse e imponerse, como defenderse. Si ha perdido el contacto con el SER supranatural encarnado en un Ser esencial, o si no lo ha reencontrado aún, necesita contar únicamente con el mundo en el que vive, y con las facultades de las que el Yo dispone, para tener la vida en sus manos.
Pero el hombre que dispone de Hara, no se fía únicamente del mundo, ni lo apoya todo en las fuerzas del Yo. Vive una doble experiencia: ha comprendido, primero que las fuerzas centradas en el Yo y dirigidas por éste, al igual que la conciencia que él tiene de sí mismo, toman su verdadero origen en otra parte, y no el Yo y, luego, que el hombre que se repliega en el terreno del Yo es, en el fondo, débil e inextable. Está bloqueando el surgimiento de una fuerza más profunda. Quién dispone de Hara se sirve, sin duda alguna, de todas las fuerzas naturales del Yo, pero ha aprendido a no apoyarse únicamente en ellas, y a preservar el nexo con la otra "dimensión", aquella de donde le vienen las fuerzas que no dependen de las circustancias, aquellas que dan libre curso a las fuerzas naturales, incluso sobrepasándolas.
El hombre que dispone de Hara, "está ahí" bien derecho. No es fácil hacer que se tambalee ni que cambie de opción. Aquel que domina la practica del Hara es también menos fatigable. Puesto que siempre logra recuperar el nexo con su centro, le es posible en todo momento abrirse a la segura fuente de las fuerzas que le renuevan.
El maestro de tiro con arco Kenran Umeji tenía por costumbre invitar a sus alumnos a tocar los músculos de sus brazos cuando tensaba el arco, cosa que no lograba nadie sino él. Sus alumnos podían entonces comprobar que sus músculos estaban perfectamente distendidos. Si cualquiera de ellos expresaba su sorpresa a este respecto, el maestro se echaba a reir diciendo: "El principiante es el único que trata de tensar el arco con su fuerza muscular; yo lo hago simplemente con el KI". Ki, o sea, con la fuerza universal, de la que participamos en nuestro Ser esencial. Con el Hara hay que aprender a sentirla, y a dejarla venir, al contrario de como se hace con la fuerza movida por la voluntad, la fuerza del "hacer".
El hombre que está en el Hara sabe también esperar. Cualquiera que sea la situación en la que se encuentre, da muestras de paciencia y siempre tiene tiempo. Puede observar con calma, sin sentirse obligado a intervenir si algo le desagrada. Cuanto más haya avanzado en la práctica del Hara, habiendo aprendido a conocer esta fuerza que le confiere la calma y paciencia, toma antes conciencia de aquellos momentos en que deja en centro "justo", cayendo bajo el influjo del Yo egocéntrico. Y, con naturalidad, y sin quererlo, recupera el centro.
El hombre que dispone de Hara, está en calma. También el Hara ejerce una virtur curativa con respecto al nerviosismo, bajo cualquier forma que se presente. Desaparece la agitación, y los ligeros movimientos involuntarios. Se podría decir que en el cuerpo se produce una reconciliación, una paz interior que no es sinónimo de falta de vida, sino expresión de una fuerza concentrada en el centro vital, fuente de seguridad, y una armonía a la vez viva, "vibrante" y apacible, de ese todo que es el hombre.
Quienes no disponen de Hara, pierden fácilmente la forma. Enseguida montan el cólera, son de salud frágil, y ante la adversidad pierden pronto su porte. Por el contrario en aquel que está el Hara, los motivos de irritación no lo prenden, o bien dan paso a una enérgica reacción que es testimonio de la fuerza que le confiere el Hara.
Extraído de "Hara, Centro Vital del Hombre"
autor: K. G. Dürckheim.

La Armonia del Amor . . .

El Aikido no es más que la manifestación de las implicaciones del amor. El amor da forma al Universo y purifica todo lo existente. El universo siembra las semillas de las que deriva todo lo existente y contiene la fuerza infinita que alimenta y permite la germinación y el crecimiento. He dado el nombre de Aiki a las numerosas leyes del Universo, productos del amor que teje este maravilloso tapíz que es la vida sobre la Tierra. La finalidad del Aikido es cumplir una misión de compasión, de protección de todas las formas de la vida y de velar por su desarrollo.
¿Cuál es la fuente de materialización de la vida en el Universo?. El Espíritu infinito y el amor son las fuentes de la vida. El Aikido es también una fuente, un camino que lleva a la armonía del hombre con el Universo. Sólo si observásemos el principio de unidad con el Kami y la humanidad se reconciliase con la naturaleza, podríamos participiar en esta búsqueda infinita de la perfección y de ese modo pondríamos fin al mal, al sufrimiento: ésta es la misión que nos confía el Universo.

Morihei_Ueshiba

Las formas cósmicas se revelan en el cuerpo humano. Debemos aprender a descubri el Universo que hay dentro de nosotros y despertar a los principios de equilibrio y amor, principios sagrados que nos ha dado el Universo. El universo se manifiesta a través de un mosaico de infinitas formas: cada una de ellas refleja su plenitud, cada una está en equilibrio perfecto con todas las demás. Así como el universo expresa el amor de muchas maneras, nosotros debemos expresar el equilibrio y la armonía dinámica del Universo a través de numerosas relaciones. A través de este proceso el Universo podrá penetrar el cuerpo y el espíritu de los hombres y así mutrirlos con verdadera fuerza.
Todo lo existente proviene de la misma fuente. Todas las cosas que pueblan la tierra son expresiones de este amor universal. El corazón del Universo late en armonía con la Creación y se inclina en reverencia ante su grandeza. Cada uno de nosotros debería esforzarse para comprender dicho ritmo y experimentar su corazón como fuente de la armonía de su equilibrio perfecto. El propósito del Aikido se ajusta al sendero del amor universal. Su enseñanza es la del Kami. Sus principios son las leyes de la armonía y el balance que gobierna la vida sobre la Tierra. Su función es unirse al corazón del Universo y del amor.
Morihei Ueshiba

viernes, 10 de septiembre de 2010

La frase del mes . . .

Más importante que la técnica es la actitud que hay detrás de ella. Estudien cuidadosamente el mensaje del AIKIDO, su propósito y su espíritu.
"Al fortalecer su corazón, al mismo tiempo fortalecen su técnica".

Motomichi Anno Sensei

jueves, 2 de septiembre de 2010

Fallece Seiichi Sugano Sensei...

El mundo del Aikido volvemos a estar de luto. Sin tiempo para recuperarnos del triste fallecimiento del Maestro Tamura Sensei, ahora le llega el turno a otro grande del Aikido: Seiichi Sugano Shihan (1939-2010) que ha fallecido el pasado Domingo 29 de Agosto.
Fundador del Aikikai en Australia en 1965 donde se establece durante un periodo de 15 años, pasando luego por Bélgica, Luxemburgo y Francia; finalmente se establece en New York a petición de su amigo Yamada Sensei en el año 1988 para formar parte del New York Aikikai.
A pesar de haber sufrido la amputación de su pie izquierdo en el año 2003, Sugano Sensei no se detuvo y valiéndose de una prótesis continuó adelante enseñando Aikido. Una grave enfermedad acabó el Domingo con su vida.
Desde este humilde Blog, nuestro más sincero pesame por su perdida a su familia y alumnos.