miércoles, 17 de abril de 2013

Aikido Fudoshin

     Hace cientos de años los monjes Zen, meditando según las enseñanzas de Buda, constataron que podían liberarse de los apegos causantes de sufrimiento y de muchos problemas, manteniendo al mismo tiempo un estado de ánimo ecuánime y resistente a las influencias externas, al que dieron el nombre de Fudoshin refiriéndose a la facultad de conservar la estabilidad emocional, el control de la mente y el ánimo imperturbable ante cualquier circunstancia de dificultad, conflicto o peligro.


     Takuan Soho lo explicaba así:
     "Mantenerse tranquilo cuando todo está en calma, no es la verdadera serenidad, conservar la tranquilidad en medio de la acción más adversa, o amenazadora, esa es la auténtica serenidad".

     En el lenguaje coloquial español, y salvando las distancias, podría equipararse a la expresión "poner cara de póker" pues de hecho el jugador adopta una e     Esta forma de comportamiento una vez conocida y puesta a prueba, fue adoptada por los samurais, cuyo rango social les obligaba a no exteriorizar su estado de ánimo ni sus emociones, y además Fudoshin constituía un valioso recurso como estrategia en el combate, para permanecer en calma y alerta máxima frente al peligro, sin dejarse perturbar por ningún factor externo, ni regaño o provocación del adversario.

     El samurai en combate individual a muerte, podía hacerse una idea bastante acertada de la preparación y competencias de su enemigo solamente observando si poseía Fudoshin o carecía del mismo. Mostrarse sereno, impasible y decidido, sin miedo al peligro, era la cualidad que causaba mayor impresión de temor, respeto y desconcierto en el contrincante, hasta el punto que, a veces el más débil se declaraba perdedor antes de comenzar el combate.

     Fudoshin es por tanto el resultado de cultivar una actitud de serenidad inalterable que no se deja influenciar ni distraer por las dificultades, las amenazas, los conflictos, el peligro posible o real, sea cual sea su naturaleza, pero no implica pasividad ni indiferencia, todo lo contrario, se es receptivo a todos los mensajes que llegan por diferentes canales mientras se procesa el modo de dar la mejor respuesta.
expresión facial y corporal inescrutable e imperturbable, con el fin de no manifestar ninguna emoción ni señal que dé pistas al adversario, respecto de lo que tiene o no tiene, y de lo que quiere hacer.

     En la vida ordinaria la impasibilidad inteligente equivale a disponer de un valioso recurso que impide que los otros puedan intuir o adivinar los pensamientos, las emociones, los objetivos, etc., hasta que explicita y voluntariamente se pongan de manifiesto según convenga a los propios planes, con el valor añadido de no dejarse influenciar por ninguna acción ni propuesta ajena si no es acorde con el objetivo que se persigue. El aikidoka, en su quehacer diario, encuentra muchos imponderables, cuando no personas que obstaculizan su gestión o quieren aprovecharse de ella, por lo que la actitud Fudoshin le será de gran utilizad, no para engañar a nadie sino para no ser engañado, y sobre todo para inspirar confianza.

     Al igual que el samurai al amanecer del día señalado, montaba en su caballo y se disponía a unirse a los suyos para la batalla, el aikidoka al salir de su casa debe adoptar la actitud Fudoshin para enfrentarse a las tareas del día con una disposición de serenidad inalterable ante lo fácil, lo difícil, lo imprevisto o lo no deseado.

     En el ámbito de las relaciones interpersonales, aquel cuyo temperamento y reacciones son conocidas y previsibles, estará siempre en desventaja, respecto del interlocutor que sepa controlar sus pensamientos, sus impulsos y sus emociones.

     El objetivo de la imperturbabilidad va más allá del propósito de ocultar el mundo interior al oponente, para alcanzar todos los momentos y vivencias de cada día sobre todo los de incertidumbre, las presiones de los otros, la tensión emocional que puede haber en cada acto, y si bien no está al alcance del aikidoka controlar los factores externos, siempre podrá elegir la actitud de lucidez y autocontrol que le eviten tomar decisiones o comportamientos equivocados.

     Vista la naturaleza de este recurso y su conveniencia en el quehacer cotidiano, la cuestión es saber cómo se puede adquirir. ¿Cómo se aprende...? ¿Qué entrenamiento seguir para lograr este control...?

     En un monasterio Zen, el discípulo le pregunta al maestro:
     - Maestro, ¿cómo puedo llegar a controlar mi espíritu...?
     El maestro le responde:
     - Trata de ser consciente de todos los momentos en los que te disgustas y pierdes la calma durante el día.

     Los principios del Zen, del mismo modo que los del Budo, recuerdan a los practicantes la necesidad de adiestrarse en el dominio de sí mismo en cualquier situación, un aprendizaje de gran utilidad en todos los tiempos y sobre todo en la actualidad, enseñanza que hoy se aborda desde los conocimientos de la inteligencia emocional y la terapia cognitiva conductual.

INTELIGENCIA EMOCIONAL

     Las pautas señaladas en la década de los 90 por lo expertos en inteligencia emocional como Daniel Goleman, Mayer, Salovey, Schutte, etc., se refieren entre otras cosas, a la forma de interactuar  con el mundo, sabiendo mantener el equilibrio psicosomático que permite salir airoso de situaciones difíciles, sin dañarse ni dañar a los demás, es decir aprender a "gestionar" las emociones del mejor modo, y hasta donde sea posible armonizarlas con la razón.  Gestionar o controlar las emociones, no quiere decir sofocarlas o reprimirlas, sino permitir que afloren, sin que nos gobiernen.

     Nuestro estado de ánimo influye en los demás y viceversa, para bien o para mal, tanto que podría decirse que las "emociones se contagian" y resultan ser un método de comunicación muy eficaz y directo. Respecto a ejercer un control psicofisiológico sobre las reacciones del sistema nervioso autónomo, una respuesta válida podría ser la que expone la investigadora Frances Vaughnan en el libro "El arco interno".

     "Esta habilidad no se domina a fuerza de voluntad, ni por medio del esfuerzo consciente, sino que es más fácil de aprender en un estado de "volición pasiva", en el que se comienza observando primero los cambios que se han producido y permitiéndolos después. La práctica de la autorregulación fisiológica, nos demuestra que cuanto más intentamos cambiar algo por la voluntad directa menos se consigue. Si por el contrario, dejamos de intentarlo y adoptamos una actitud más permisiva, que permita que fenómeno tenga lugar, parece suceder con más facilidad".

     Ante una taquicardia producida por una excitación nerviosa, no dará resultado el ordenar directamente al corazón que se ralentice, antes bien hay que permitir y sentir esa aceleración, y desde esa sencación consciente persuadirse que todo iría mejor si este órgano "quisiera tranquilizarse" y volver a su frecuencia normal.

¿SE PUEDE ADQUIRIR LA SERENIDAD?

     Ante tantos factores que pueden alterar el estado de calma, ¿es posible conservar la serenidad? ¿Cómo?. La psicología nos confirma que los pensamientos crean realidades, y que para el cerebro humano, lo imaginado y lo real desencadenan reacciones semejantes, y también que a través del gesto corporal se pueden modificar el sentimiento interno.

     Los descubrimientos en Neuropsicobiología han revelado que los circuitos neuronales y los transmisores químicos que los activan pueden ser modificados en cualquier etapa de la vida, cambiando la forma de reaccionar habitual frente a un estimulo determinado, sustituyendo las respuestas viscerales impulsivas por otras más racionales y manteniendo esa forma de actuar en el tiempo.

     Desde antiguo se ha dicho que: producir"Si deseas adquirir una cualidad imítala en tu comportamiento, y se producirá el milagro", sentencia que se ve confirmada por los descubrimientos citados. La mayoría de las personas admiran a los que proceden con serenidad en situaciones complicadas, y desearían apropiarse de ese saber estar y proceder, pero desafortunadamente no la tienen, y lo que es peor, creen que nunca la podrán tener porque no saben como lograrla...

     Sin embargo el secreto es tan simple como viejo, y como creo en él, me permito resumirlo para el lector en unas frases sencillas y milagrosas:

     "Si quieres tener serenidad, compórtate con serenidad".
     "Si quieres tener valor actúa como se lo tuvieras".
     "Si quieres superar el miedo, obra como si no lo conocieras"

     En todos los tiempos y culturas, las cualidades personales sólo pueden adquirirse mediante el esfuerzo personal mantenido en el tiempo, y adquirir el dominio de la serenidad permanente e inalterable para inexcusablemente por este camino, en el que no hay atajos, aunque sí pistas orientativas, como por ejemplo:

     Considerar todos los encuentros difíciles o complicados de cada día como la mejor ocasión para ejercitar Fudoshin.

     Habituarse a percibir la situación de manera global, así como la interpretación de lo que se dice o se calla, y por qué lo uno o lo otro, y las consecuencias posibles, sin quedarse atado a lo ambiguo, lo artificial, lo sospechoso o lo adverso.

     El entrenamiento contempla también el dominio de: los pensamientos, las emociones y los sentimientos, la respiración y el tono muscular, las posturas corporales y la expresión facial, las buenas maneras mediante la cortesía y el respeto.

     Estas sencillas pautas descritas, puestas en práctica día a día, pueden ser suficientes para entrar a voluntad en la actitud Fudoshin, cuando sea necesario o conveniente.

Revista Budoka
José Santos Nalda Albiac
5º Dan Aikido - 1º Dan Judo

   

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